Saludos amigos de hive,Era una tarde tranquila, perfecta para compartir con seres queridos. La atmósfera en “La Fundadora” estaba impregnada de calidez y un toque acogedor que hacía sentir como en casa. Al entrar, el aroma de los platos tradicionales venezolanos llenaba el aire, prometiendo una velada deliciosa.

La mesa estaba rodeada de risas, historias compartidas, y esa conexión especial que solo se encuentra al disfrutar una buena comida con los tuyos. Cada platillo servido era un viaje al corazón de la cocina venezolana, destacando sabores auténticos que abrazan la cultura.

Las conversaciones se mezclaban con el ruido del restaurante, creando ese murmullo agradable que te envuelve cuando estás rodeado de buenos momentos. Al finalizar la comida, quedaba esa sensación de plenitud; no solo por los sabores degustados, sino por los recuerdos que se construyeron.

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