Había una venta de tequeños llamada "TequePops" en el corazón de la ciudad. Su dueño, Don Luigi, era un hombre apasionado por la comida venezolana y estaba decidido a hacer que su negocio prosperara. Sin embargo, había un problema recurrente: los clientes rara vez dejaban propinas.

Don Luigi se sentía frustrado. Había probado todo: sonrisas amables, servir la comida con elegancia, incluso poner una jarra de caramelos en la caja para endulzar la experiencia. Pero nada parecía funcionar. Las propinas seguían siendo escasas.
Una noche, mientras limpiaba las mesas después del cierre, Don Luigi tuvo una idea brillante. Se sentó en una silla, mirando fijamente la gran rueda de queso que colgaba en la pared. La rueda era su orgullo y alegría, importada directamente de Italia. ¿Y si pudiera usarla para su ventaja?
Al día siguiente, Don Luigi colocó un pequeño letrero junto a la rueda de queso. Decía: "¡Gire la rueda y gane un tequeño extra!" Los clientes se miraron entre sí, confundidos pero intrigados. ¿Qué tenía que ver la rueda de tequeños con las propinas?
La estrategia era simple. Cada cliente que girara la rueda después de su comida tenía la oportunidad de ganar una propina adicional. La rueda estaba dividida en segmentos con diferentes cantidades de dinero: desde unos pocos centavos hasta billetes de mayor denominación. Algunos segmentos incluso decían "¡Doble propina!".
La noticia se extendió rápidamente. Los clientes venían a TequePos}ps no solo por la deliciosa comida, sino también por la emoción de girar la rueda. Los niños se paraban en puntillas, ansiosos por ver dónde se detendría. Los adultos reían y bromeaban mientras giraban la rueda.
Don Luigi también hizo algunos ajustes inteligentes. Siempre había un segmento que decía "¡Gracias por su generosidad!", independientemente de la cantidad ganada. Y cuando alguien ganaba una propina doble, Don Luigi salía de la cocina para felicitarlos personalmente.
La estrategia funcionó como un encanto. Los clientes dejaban propinas más grandes, y la atmósfera en el restaurant se volvía más festiva. Incluso aquellos que no ganaban mucho dinero en la rueda se iban con una sonrisa en el rostro.
Con el tiempo, Tequepops se convirtió en un lugar popular. Las redes sociales se llenaron de fotos de clientes girando la rueda, y el restaurant apareció en varios blogs de comida. Don Luigi incluso consideró patentar su idea.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.