Mi abuela solía decir que sabemos la hora en que salimos, pero no a la que vamos a regresar. Ella decía que siempre pueden surgir circunstancias inesperadas que alteren nuestros planes, y debemos estar preparados para adaptarnos.
Intento seguir mi horario lo más posible, pero hay momentos en los que simplemente no es factible. Cuando eso sucede, no me queda más opción que ajustarme a la situación y seguir adelante.
Necesito estar de regreso en casa a una hora determinada para tener tiempo de cocinar e ir por Samu al cole. Si me retraso, simplemente no llego a tiempo. En esos casos, toca sacrificar la cocina y recurrir al plan B como mejor opción.
Ese plan B está a la vuelta de la esquina, en un hipermercado que ofrece un buffet de comidas preparadas, tanto frías como calientes. La variedad es amplia y los precios son asequibles, lo que me permite llevar justo lo que necesitamos o queremos de cada alimento, sin desperdiciar nada.
Lo mejor de este plan de último minuto es que puedo elegir platillos que normalmente no prepararía en casa, bien sea por lo laborioso o porque no son los preferidos de mis hijos. Aunque no lo crean, de vez en cuando también aplico aquello de “esto no es un restaurante y aquí se come lo que haya”. Pero, bueno, recurrir al buffet es una manera de satisfacer los gustos de todos en la familia.
Además, el ambiente del restaurante es acogedor, es un lugar agradable como para disfrutar de un cafecito mientras espero mi pedido.
Amo tener opciones como estas para resolver el almuerzo de la mejor manera: rápido, sabroso y económico. Es una solución genial que me permite adaptarme a las circunstancias y garantizar que todos en casa estén “barriguitas llenas y corazón contento”.
! [ENGLISH VERSION]
My grandmother used to say that we know the time we leave, but not when we’ll return. She said that unexpected circumstances can always arise to disrupt our plans, and we must be prepared to adapt.
I try to stick to my schedule as much as possible, but there are moments when it’s simply not feasible. When that happens, I have no choice but to adjust to the situation and move forward.
I need to be back home at a certain time to have time to cook and pick up Samu from school. If I’m delayed, I simply won’t make it on time. In those cases, I have to sacrifice cooking and resort to plan B as the best option.
That plan B is just around the corner, at a supermarket that offers a buffet of prepared meals, both hot and cold. The variety is wide and the prices are affordable, allowing me to take exactly what we need or want from each food item, without wasting anything.
The best part of this last-minute plan is that I can choose dishes that I wouldn’t normally prepare at home, either because they’re labor-intensive or because they’re not my children’s favorites. Believe it or not, I also sometimes apply the idea of “this is not a restaurant and here we eat what’s available.” But, well, resorting to the buffet is a way to satisfy everyone’s tastes in the family.
Additionally, the atmosphere of the restaurant is cozy, making it a pleasant place to enjoy a coffee while waiting for my order.
I love having options like these to solve lunch in the best way: quick, tasty, and economical. It’s a great solution that allows me to adapt to circumstances and ensure that everyone at home has “full bellies and content hearts.”
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Translation: ChatGPT
Photography & Edition: by @gorayii | iPhone 12 Pro Max
Fotografía & Edición: por @gorayii | iPhone 12 Pro Max
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